El seguimiento de la comunidad de peces presentes en los filtros verdes y canales de los humedales artificiales permite conocer con detalle la abundancia, tamaños y variaciones estacionales y espaciales de éstos. Durante las jornadas de seguimiento, se capturan peces de diversas especies y cangrejos, principalmente. Sin embargo, también aparecen en los aparejos de captura otros organismos acuáticos, como son las culebras de agua y galápagos presentes en estos lugares.
Una vez obtenida la información necesaria en los distintos puntos de captura, todos los ejemplares de peces, anfibios o reptiles autóctonos son liberados de nuevo en el medio. No ocurre lo mismo con las especies exóticas. No en vano, las especies exóticas suponen la segunda mayor amenaza para la conservación de la biodiversidad, justo por detrás de la pérdida de hábitat. Por ello, y si aplicamos la legislación vigente en materia de biodiversidad y especies exóticas invasoras, la retirada de estos ejemplares deja de ser una decisión, para pasar a ser una obligación. Más aún cuando en el horizonte tenemos en mente la recuperación de una Albufera en buen estado ecológico, que imprescindiblemente pasa por, al menos, reducir la presión de las especies exóticas sobre la biodiversidad autóctona.
Aunque pudiera ser discutible la utilidad real de la no liberación al medio de cangrejos americanos, perca soles, gambusias o pequeños ejemplares de carpas y carpines, en ocasiones las nasas de pesca nos dejan ejemplares de grandes dimensiones. Son precisamente estos ejemplares los más dañinos para la biodiversidad acuática, base de la recuperación del ecosistema acuático. Estos ejemplares, con sus movimientos sobre el sustrato, resuspenden sólidos, enturbian el agua, desarraigan tallos jóvenes de plantas subacuáticas al mismo tiempo que ejercen una importante presión depredadora sobre la fauna acuática autóctona (gambetas, samarucs o fartets, así como macroinvertebrados que suponen el alimento de diversas aves acuáticas).
Sin lugar a dudas, el seguimiento de peces se convierte en una poderosa herramientas de gestión y conservación de estos espacios, permitiendo actuar a nivel local en la dirección que necesita l’Albufera para recuperar un estado ecológico y de conservación adecuado.