Aunque es bien conocido que el verano se suele alargar en septiembre y octubre, este año ha superado los récords de temperaturas altas para el mes de octubre. Las aves, como buenas indicadoras, se adaptan a estos cambios de manera dispar.
Mientras que durante el seguimiento de avifauna realizado los últimos días de octubre aún se han detectado un buen número de aves migratorias que debieran ser ya escasas, como el carricero común, o de las que ya no deberían estar, como la lavandera boyera, la collalba gris o la tarabilla norteña, hay situaciones que nos siguen sorprendiendo.
Aunque es habitual ver crías y aves de pocas semanas de vida de especies como la gallineta común o el calamón, no es nada habitual ver cómo dos parejas distintas de somormujo lavanco se reproducen en pleno octubre. Las observaciones de cortejos de septiembre (intuíamos que el comportamiento no pasaría de allí) se han continuado con la aparición de los pollos, dos y tres, respectivamente.
Pero no todo es temperatura benigna. Como comentábamos en una entrada anterior, es indispensable encontrar buena calidad de hábitat y alimento. En el caso del somormujo, el mantenimiento de niveles en los humedales artificiales permite asegurar que su nido no se malogrará. Por otro lado, la abundancia de perca sol y carpines en la laguna permiten asegurar a las aves que podrán sustentar a sus crías una vez nazcan. Y de momento así es, pues las crías siguen creciendo a buen ritmo…