The fish fauna is one of the groups of indicators measuring the biological quality whose study is required by the Water Framework Directive. And, how can we know through fish the physico-chemical changes experienced in aquatic environments?

Physically, the fish community of an aquatic environment responds quickly to changes in their habitat. Depending on the species, an increase or descent in the numbers are followed by indepth changes (increase or decrease in levels) or water velocity. Changes in the morphology of the bed and riparian vegetation can induce changes in the species (feeding and nesting habits), or changes in the structure of the population (younger individuals in nesting areas or more adults in moments of pre-reproduction).

Of course, being a faunal group which maintains strong and constant contact with the water, any physico-chemical change in this condition affects the fish. For example, the presence of contaminants or toxic elements in the water (for example produced by algae), an increase or decrease of eutrophication, changes in the pH or conductivity, reduction of oxygen in the water, and so forth cause rapid changes in the fish community, mainly due to the disappearance of species that are able to live in a more narrow range of these parameters, which are more sensitive to these changes.

The benefits of fish as biological indicators are manyfold:

  • They include different trophic levels (fitolancton feed, zooplankton, aquatic macroinvertebrates and other fish);
  • They are located near the apex of the food pyramid of aquatic environments;
  • They are present in most aquatic environments, even the most eutrophic or contaminated ones;
  • They are very long-lived animals (some live over 20 years), so that may indicate historical impacts;
  • Because of its size and mobility, they have a clear influence on the flow of energy and matter;
  • There is an advanced knowledge of their biology and ecology and their relationship with the environment;
  • sampling techniques, processing and species identification are simple.

While their role as indicator is studied and widespread in rivers and lakes, its application in wetlands cannot be performed analogously because of the hydrological and structural differences in the systems. However, the characteristics of fish as indicators prevail, so that the changes in their populations and communities give information of great interest to evaluate management practices for water quality and vegetation.

At present, the fish community of the Albufera is mainly made up of exotic species such as mosquitofish (Gambusia holbrooki), carp (Cyprinus carpio), goldfish (goldfish) and perch-sol (pumpkinseed). For competition, habitat loss and reduced quality of water, these species have shifted other natives like the mullet (Liza ramada), blenny (Salaria fluviatilis), and endemic species listed in the Habitats Directive and the fartet (Aphanius iberus) and samaruc (Valencia hispanica). Therefore, through the evaluation of management measures in the dynamics of both the native species as well as of alien species, the volume of information and the number of criteria will be increased to define water management priorities.

Given the fact that the objective is not to obtain information on the water quality but to assess the similarities and differences between constructed wetlands and the type of water management developed, indexes of qualitative and quantitative similarity will be used to compare different environments and the masses of water studied.

Fartet - copyright: Pablo Vera

 

Blenio - copyright: Pablo Vera

 

La ictiofauna es uno de los grupos biológicos establecidos como indicador de calidad biológica cuyo estudio es requerido por la Directiva Marco del Agua. Y, ¿cómo podemos conocer a través de los peces los cambios fisicoquímicos experimentados en los medios acuáticos?.

A nivel físico, la comunidad de peces de un medio acuático responde rápidamente a los cambios en el hábitat. Dependiendo de las especies, aumentarán o descenderán en número siguiendo cambios en la profundidad (por aumento o descenso de niveles) o la velocidad del agua. Los cambios en la morfología del lecho y la vegetación de ribera pueden inducir cambios en las especies (por hábitos de alimentación y nidificación), o bien cambios en la estructura de la población (individuos más jóvenes en zonas de nidificación o una mayor presencia de adultos en los momentos previos a las puestas).

Fartet - copyright: Pablo Vera

Por supuesto, siendo un grupo faunístico que mantiene un contacto fuerte y constante con el agua, cualquier cambio fisicoquímico en ésta supone una afección a los peces. Por ejemplo, la presencia de contaminantes o cualquier elemento tóxico en el agua (producido por ejemplo por algas), aumento o descenso de la eutrofia, cambios en el pH o conductividad, reducción del oxígeno en el agua, etc., provocan cambios rápidos en la comunidad de peces, principalmente debido a la desaparición de las especies que son capaces de vivir en un rango más estrecho de estos parámetros, por lo que son más sensibles a estos cambios.

Las ventajas de los peces como indicadores biológicos son muchas:

  • Incluyen distintos niveles tróficos (se alimentan de fitolancton, zooplancton, macroinvertebrados acuáticos y otros peces);
  • Se sitúan cerca del vértice de la pirámide trófica de los medios acuáticos;
  • Están presentes en la mayoría de ambientes acuáticos, incluso en los más eutróficos o contaminados;
  • Son animales muy longevos (algunos viven más de 20 años), por lo que pueden indicar impactos históricos;
  • Por su tamaño y movilidad, tienen una clara influencia en el flujo de energía y materia;
  • Existe un avanzado conocimiento de su biología y ecología y su relación con el medio;
  • Las técnicas de muestreo, procesamiento e identificación de especies son sencillas.

Mientras que su papel como indicador se encuentra más estudiado y extendido en ríos y lagos, su aplicación en humedales no puede ser realizada de forma análoga por las diferencias hidrológicas y estructurales de los sistemas. A pesar de ello, las características de los peces como indicadores prevalecen, por lo que los cambios experimentados por sus poblaciones y comunidades dan una información de gran interés para evaluar las prácticas de gestión de calidad de agua y vegetación.

Blenio - copyright: Pablo Vera

En la actualidad, la comunidad piscícola de l’Albufera se encuentra constituida principalmente por especies exóticas como gambusia (Gambusia holbrooki), carpa (Cyprinus carpio), carpín (Carassius auratus) y perca-sol (Lepomis gibbosus). Por competencia, pérdida de hábitat y reducción de la calidad de agua, estas especies han desplazado a otras autóctonas como la lisa (Liza ramada), el blenio de río (Salaria fluviatilis), y especies endémicas recogidas en la Directiva Hábitats como el fartet (Aphanius iberus) y el samaruc (Valencia hispanica). Por tanto, a través de la evaluación de las medidas de gestión en la dinámica tanto de las especies autóctonas como de las alóctonas, se aumentará el volumen de información y el número de criterios para definir prioridades de gestión del agua.

Dado que el objetivo no es obtener unos índices de calidad del agua sino evaluar las similitudes y diferencias entre los humedales artificiales y el tipo de gestión de agua desarrollado, se utilizarán índices de similaridad cualitativos y cuantitativos para comparar entre los distintos ambientes y entre las masas de agua estudiadas.

La ictiofauna es uno de los grupos biológicos establecidos como indicador de calidad biológica cuyo estudio es requerido por la Directiva Marco del Agua. Y, ¿cómo podemos conocer a través de los peces los cambios fisicoquímicos experimentados en los medios acuáticos?.

A nivel físico, la comunidad de peces de un medio acuático responde rápidamente a los cambios en el hábitat. Dependiendo de las especies, aumentarán o descenderán en número siguiendo cambios en la profundidad (por aumento o descenso de niveles) o la velocidad del agua. Los cambios en la morfología del lecho y la vegetación de ribera pueden inducir cambios en las especies (por hábitos de alimentación y nidificación), o bien cambios en la estructura de la población (individuos más jóvenes en zonas de nidificación o una mayor presencia de adultos en los momentos previos a las puestas).

Fartet - copyright: Pablo Vera

Por supuesto, siendo un grupo faunístico que mantiene un contacto fuerte y constante con el agua, cualquier cambio fisicoquímico en ésta supone una afección a los peces. Por ejemplo, la presencia de contaminantes o cualquier elemento tóxico en el agua (producido por ejemplo por algas), aumento o descenso de la eutrofia, cambios en el pH o conductividad, reducción del oxígeno en el agua, etc., provocan cambios rápidos en la comunidad de peces, principalmente debido a la desaparición de las especies que son capaces de vivir en un rango más estrecho de estos parámetros, por lo que son más sensibles a estos cambios.

Las ventajas de los peces como indicadores biológicos son muchas:

  • Incluyen distintos niveles tróficos (se alimentan de fitolancton, zooplancton, macroinvertebrados acuáticos y otros peces);
  • Se sitúan cerca del vértice de la pirámide trófica de los medios acuáticos;
  • Están presentes en la mayoría de ambientes acuáticos, incluso en los más eutróficos o contaminados;
  • Son animales muy longevos (algunos viven más de 20 años), por lo que pueden indicar impactos históricos;
  • Por su tamaño y movilidad, tienen una clara influencia en el flujo de energía y materia;
  • Existe un avanzado conocimiento de su biología y ecología y su relación con el medio;
  • Las técnicas de muestreo, procesamiento e identificación de especies son sencillas.

Mientras que su papel como indicador se encuentra más estudiado y extendido en ríos y lagos, su aplicación en humedales no puede ser realizada de forma análoga por las diferencias hidrológicas y estructurales de los sistemas. A pesar de ello, las características de los peces como indicadores prevalecen, por lo que los cambios experimentados por sus poblaciones y comunidades dan una información de gran interés para evaluar las prácticas de gestión de calidad de agua y vegetación.

Blenio - copyright: Pablo Vera

En la actualidad, la comunidad piscícola de l’Albufera se encuentra constituida principalmente por especies exóticas como gambusia (Gambusia holbrooki), carpa (Cyprinus carpio), carpín (Carassius auratus) y perca-sol (Lepomis gibbosus). Por competencia, pérdida de hábitat y reducción de la calidad de agua, estas especies han desplazado a otras autóctonas como la lisa (Liza ramada), el blenio de río (Salaria fluviatilis), y especies endémicas recogidas en la Directiva Hábitats como el fartet (Aphanius iberus) y el samaruc (Valencia hispanica). Por tanto, a través de la evaluación de las medidas de gestión en la dinámica tanto de las especies autóctonas como de las alóctonas, se aumentará el volumen de información y el número de criterios para definir prioridades de gestión del agua.

Dado que el objetivo no es obtener unos índices de calidad del agua sino evaluar las similitudes y diferencias entre los humedales artificiales y el tipo de gestión de agua desarrollado, se utilizarán índices de similaridad cualitativos y cuantitativos para comparar entre los distintos ambientes y entre las masas de agua estudiadas.