El lago de L’Albufera (2.400 hectáreas) de Valencia es una de las masas de agua más singulares de España y forma parte de un Parque Natural (21.200 hectáreas) de muy elevado valor ambiental. Por ello está incluido en la lista RAMSAR de humedales de importancia internacional, es Lugar de importancia comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para la Aves (ZEPA).
No obstante, la calidad de sus aguas es altamente deficiente. Es bien conocido que desde el último cuarto del siglo XX se encuentra en un estado hipertrófico y aunque las actuaciones en materia de gestión y tratamiento de aguas residuales llevadas a cabo en los últimos años han mejorado su estado, todavía está lejos de cumplir con los objetivos de la Directiva Marco del Agua (DMA, Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo). Este hecho se puede comprobar en la evolución tendencial de la clorofila-a en los últimos treinta años.
Los problemas principales en el lago de La Albufera siguen existiendo, hecho que afecta directamente a una serie de hábitats y especies prioritarias en íntima relación con la calidad de las aguas del humedal.
La degradación del lago ha ido acompañada de la degradación de los hábitats y por tanto ha limitado en algunos momentos la presencia de estas especies, y la evolución del número de parejas de aves acuáticas reproductoras en L’Albufera de Valencia.
En el caso de objetivos y aves acuáticas marcadas en las fichas de las ZEPA, es posible que para muchas especies el cumplimiento del objetivo básico para el agua sea suficiente para garantizar también el buen estado de conservación de las aves y así cumplir el objetivo de conservación de la ZEPA, si se encuentra definido. Sin embargo, esa calidad mínima del agua puede no ser suficiente para el mantenimiento de poblaciones de las aves acuáticas más sensibles o exigentes (y los humedales que las albergan).
La DMA contempla esa posibilidad y si se diera dicho caso en una masa de agua determinada, la DMA establece que prevalecería el objetivo más exigente.
Por otro lado, las administraciones públicas se encuentran obligadas a redactar Planes de Gestión en humedales de la Red Natura 2000 en el caso de los espacios protegidos con un hábitat o una especie con dependencia del agua, que en la mayor parte no han sido realizados (según informe elaborado por SEO/BirdLife recientemente). Estos planes de gestión deben recoger unos objetivos de gestión/conservación definidos particularmente para cada espacio, y encontrarse establecidos de forma coherente en el marco del cumplimiento de las directivas comunitarias (agua, hábitats y aves).
Para ello, sería necesario determinar previamente un potencial ecológico, que no resulta fácil determinar, especialmente en lo referente a la avifauna y en base al cumplimiento con los objetivos respectivos de la Directiva Aves. Por tanto, no encontrándose planteados en muchos casos estos objetivos, los pocos Planes de Gestión desarrollados que incluyen estos objetivos, no los tienen en cuenta de una forma conjunta para el cumplimiento de las tres directivas, sino de forma particular, pudiendo darse el caso de encontrar una confrontación en el cumplimiento de las tres directivas, y por tanto, no alcanzar los objetivos de gestión con la coherencia requerida por un espacio de la Red Natura 2000.
Desde hace unos cinco años se han realizado en el Parque Natural de L’Albufera de Valencia tres actuaciones de restauración ambiental que han dado como resultado una serie de zonas húmedas. Un conjunto de antiguos campos de arroz han sido recuperados como humedales artificiales. Son los denominados:
Humedales Artificiales del Tancat de Milia
Humedales Artificiales del Tancat de l’Illa y
Humedales Artificiales del Tancat de la Pipa
Los dos primeros sistemas de humedales artificiales disponen de una tipología similar: en el orden del flujo de agua, un primer sector como humedal artificial de flujo subsuperficial (Sector A), un segundo sector como humedal artificial de flujo superficial con macrófitos emergentes (Sector B) y un tercer sector de topología lagunar (Sector C) como humedal artificial de flujo superficial con vegetación macrófita diversa, tanto emergente como sumergida.
La tercera actuación es similar pero no dispone de Sector A de flujo subsuperficial. En total, la superficie transformada ha sido de unas 90 hectáreas.
Aunque ubicados en el entorno del lago de L’Abufera y concebidos inicialmente para mejorar la calidad de las aguas del lago y así apoyar la aproximación a los objetivos de la DMA, estos tres humedales artificiales han sido construidos por entidades distintas e incluso han sido concebidos para mejorar la calidad del agua de distintos orígenes. Las dos entidades promotoras de estas actuaciones, la Confederación Hidrográfica del Júcar y la Empresa Pública ACUAMED (Aguas de las Cuencas Mediterráneas, S.A.), enfocan sus esfuerzos en conocer si se mejoraba la calidad del agua sometida al tratamiento por humedales artificiales planteada en dichas actuaciones.
Adicionalmente, la intervención de diversas Organizaciones No Gubernamentales de enfoque social y medioambiental en la fase de diseño de los humedales artificiales, hizo que en la construcción de estos espacios se incluyera no solo la parte del humedal artificial estricto para el tratamiento del agua (los sectores A y B), sino también que se consiguiera una mejor integración en su entorno (el sector C).
Esta mayor integración ha dado lugar a una mayor diversidad de hábitats; lo que, unido a la mayor calidad del agua disponible, han convertido a los tres espacios regenerados en zonas clave dentro del Parque Natural de L’Albufera para que se desarrollen y se recuperen poblaciones de aves que desde hace muchos años estaban muy mermadas o incluso desaparecidas.
Por ello, se ha pensado como lugar idóneo para desarrollar este proyecto en estos tres sistemas de humedales artificiales, ya que pretenden reproducir a pequeña escala el funcionamiento óptimo de humedales naturales similares a la propia Albufera.
De esta forma se tiene ahora la posibilidad de realizar una gestión que además de tener en cuenta la mejora de la calidad del agua (Directiva Marco del Agua), integre y aplique las Directivas de Hábitats y de Aves, para alcanzar los objetivos de estado de conservación favorable a los que obliga la pertenencia de la ZEPA Albufera de Valencia a la Red Natura 2000.
Los primeros resultados obtenidos son todavía escasos y corresponden únicamente al “Tancat de la Pipa”, uno de los tres sistemas que se ha controlado sistemáticamente durante los últimos tres años. Las aguas que son tratadas en este sistema proceden del propio lago de L’Albufera por lo que cualquier reducción de los contaminantes supone una mejora de la calidad de las aguas del lago. Se ha observado que tanto la calidad de las aguas como la biodiversidad han experimentado cambios positivos durante este periodo.
Por otro lado, el seguimiento de la avifauna, componente clave de la riqueza biológica del parque natural (designado también como zona ZEPA e IBA) ha mostrado que los humedales artificiales han permitido mejorar considerablemente el estado de las poblaciones de aves acuáticas que por sus requerimientos ecológicos se encuentran ligadas a ambientes de buena calidad del agua, así como a ambientes palustres maduros. Es el caso del pato colorado (Netta rufina), que ha duplicado su población reproductora, ánade friso (Anas strepera), cuchara europeo (Anas clypeata) y aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) que recuperan una localidad reproductora abandonada en las últimas décadas. Asimismo, otras especies recogidas en el Anexo I de la Directiva Aves, como son la focha moruna (Fulica cristata) y avetoro común (Botaurus stellaris), muestran una presencia invernal destacada en estos espacios e intentos reproductores, mientras que la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirrostris) muestra una presencia destacada durante la época de cría, y la malvasía cariblanca (Oxyura leucocephala) una presencia postreproductora sin precedentes en el parque natural previa a la existencia de estos espacios.
La propuesta de este proyecto es demostrar que una gestión integradora de los requisitos de calidad de aguas y biodiversidad en los humedales artificiales da un mejor resultado que una gestión centrada exclusivamente en uno de ellos. Para ello, y empleando los tres sistemas de humedales de que se dispone, se van a ensayar diferentes estrategias de gestión para optimizar el cumplimiento de las tres Directivas comentadas anteriormente. Se pretende demostrar que la gestión conjunta de estos tres espacios renaturalizados contribuye a la vez a la mejora de la calidad del agua y a la mejora de la biodiversidad del Parque Natural de L’Albufera. Los resultados podrán ser extrapolables a actuaciones en ecosistemas similares, humedales costeros de tipo mediterráneo, con deterioro de la calidad de sus aguas y con capacidad para recuperar zonas en su entorno como humedales artificiales.